
- No deberías hacerlo a estas horas de la noche, y menos con un vampiro. - me chocaba que Cesar me dijera lo que tenía o no que hacer, y lo hacía desde pequeño.
- Es mi amigo. - reproche.
- No confió en el. - dijo y se esfumo.
Desde cuando el decidía con quien yo podía o no estar, solo llevaba tres semanas en Estados Unidos y ya mi primo quería controlar mi vida, si quiera mis padres eran así, ellos me daban toda la libertad del mundo; Daniel era un buen chico, todos en la casa confiaban en el, todos menos Cesar, yo adoraba a mi primo pero él no tenía derecho a decidir quiénes podían ser mis amigos y quiénes no.
Me encamine a mi habitación con desdén, después de cenar, era muy tarde, y tenía mucho sueño.
Me puse mi pijama y me acosté.
A la mañana siguiente
La alarma sonó, era hora de ducharme para ir al instituto, era el último día de mi tercera semana dando clases, era viernes, y mis padres habían planificado hacer un paseo en familia durante el fin de semana.
Baje las escaleras después de ducharme y vestirme, directo a la cocina, mi tía Anny estaba allí.
- Te has levantado temprano hoy. - dijo. - Samuel apenas se está bañando.
- Familia, - saludo Andrea entrando a la habitación. - Kamil querida, tengo que hablar contigo.
- Bueno yo voy saliendo al instituto, si quieres me acompañas y hablamos en el camino. - tome una manzana.
- Este bien. - miro la manzana cuando le di un mordisco. - ¿Sigues con tu adicción a las manzanas?
Yo reí y asentí, desde pequeña ame las manzanas, mi madre me había contado que una vez ella dejo de sentirme en su vientre y comió una manzana, y unos minutos después sintió mi corazón, acelerado.
Andrea y yo salimos de la casa, y nos encaminamos al instituto.
- ¿Cesar te dijo donde estaba? - me pregunto.
- No, ayer al llegar de mi salida con Daniel, el me interrogo sobre donde había estado yo y luego se fue a su habitación. - tome aire y seguí caminando - mientras que yo me fui a la cocina a cenar.
- ¿Saliste con Daniel? - me miro con los ojos bien abiertos. - la habitación de Cesar está al lado de la mía y Axel, y cuando el llego a su habitación tiro un montón de cosas al suelo, estaba enojado.
Qué raro, yo no había sentido ningún sonido.
- ¿Aja? - dije - Que extraño, el no estaba enojado cuando hablaba conmigo, o ¿si?
- ¿Como que o sí? Tienes que saberlo. - casi me regaño, ¿qué le estaba pasando a mi familia? De repente se volvieron preguntones. - Bueno no importa, ¿como que saliste con Daniel?
- Si, no fue nada del otro mundo, me llevo a ver el lago. - ella suspiro, ya estábamos frente al instituto.
- Ah, está bien, bueno, ya me devuelvo. - y salió corriendo, en un segundo ya no la vi mas y entre al instituto.
Al culminar las clases me fui con mis padres a la casa, ellos me habían contado que todos los viernes solían irse temprano, puesto que todos en la casa se reunían en la sala para contarse todo.
Pero este fin de semana, sería distinto, iríamos a acampar, todos juntos.
Ya en el campamento, mis dos tíos y mi padre montaron la fogata, mientras que mi madre y mi tía Anny armaban las carpas.
Mis primos, Andrea y yo bajábamos las otras cosas de los autos.
Andrea le tiraba miradas matadoras a Cesar, y pude darme cuenta que el trataba de ignorarla, hasta cierto punto que ella levanto una ceja, y él la tomo del brazo.
- ¡Basta ya Andrea! - se la llevo a unos cuantos metros lejos de mi y Samuel.
Yo los mire extrañada, pues estaban discutiendo, ¿a qué se debía eso?
- Estas enamorado de ella, y eso nunca podrá ser. - fue lo único que escuche, Andrea había gritado muy fuerte y todos los habían volteado a ver.
Yo me ataree y volví a mis cosas, al igual que los demás, seguro hablaban de Susana, a nadie de la familia le agradaba la tal novia de Cesar, aunque el dijera que no era su novia, sabíamos que no era cierto, pues se la pasaba con ella, solían discutir mucho, siempre por la misma causa, Susana, pensaba que había otra chica en la vida de Cesar, y los más probable es que fuera así, ya que él, era un don Juan.
Algunas cosas habían cambiado en mi familia durante los tres años que estuve afuera, ahora eran menos unidos que antes, o tal vez yo era la que había cambiado y me había vuelto más... ¿Sensible?
Estuvimos contando historia es terror por buen rato, hasta que Samuel grito: ¡Basta! Estaba demasiado asustado.
A mí me entro el sueño y me quede dormida en los brazos de mi papá.
A pesar de tener veintiún años yo era demasiado apegada a mis padres, no podía evitarlo, ellos me criaran de una manera muy especial, suponía que lo habían hecho a propósito, para que nunca me pudiera despegar de ellos.
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