
El tenia razón, puesto que el me contaba sobre todas sus conquistas, o al menos lo hacía antes de irme del país, pero confiaba en que pudiéramos volver a ser los mismos de antes.
- Es cierto Andrea. - dije mirándola.
Cesar me dio un codazo.
- ¡Eh! Eso duele. - le dije.
Andrea se esfumo dejándonos solos.
- Lo siento, no recordaba que era vampiro. - rio.
- ¿Aceptaras convertirme? - le pregunte, debido a que interrumpieron nuestra charla del día anterior, justo cuando yo le había dicho que me mordiera.
- No creo que sea conveniente que yo te transforme. - pauso - debería ser otra persona.
- ¿Por qué no tu? No nos convertimos juntos, me la debes. - le mencione.
El se rio a carcajadas.
- Esta bien, pero aquí no. - me respondió. - ¿Qué tal si nos vamos al campamento? Dentro de una hora nos vamos, y no creo que quieras dejar a tu novio esperar tanto por ti.
- ¿Mi novio? - Cesar estaba loco, en serio, había inventado un novio imaginario para mí.
- Si, Daniel, ¿Es tu novio no? - yo reí al escuchar sus palabras, lo rodeé con el brazo izquierdo y lo jale para que nos fuéramos caminando.
El también me rodeo con el brazo.
- ¿No responderás mi pregunta? - dijo mientras caminábamos.
- No es mi novio ¿si? - dije sin dejar de caminar.
- Que extraño, pues se la pasa hablando de ti. - detuvo nuestra caminata, y quito su brazo de mi hombro. - además, saliste con él.
- Salir y ser novios es algo muy distinto tontito. - le dije y continúe caminando.
En un segundo él estaba a mi lado.
- Te tengo envidia ¿sabes? - le dije refiriéndome a su velocidad.
- Lo sé. - dijo y continuamos caminando.
Al llegar al campamento todos estaban recogiendo, y decidimos unirnos a ellos, Daniel ya no estaba allí, aun estaba algo sorprendida por lo que me había dicho Cesar, ¿Daniel se la pasaba hablando de mí? El era muy guapo, y no me molestaba que estuviera hablando de mi, solo me preguntaba ¿Acaso en realidad yo le gustaba?
Al salir del campamento yo iba en el mismo auto que mis padres, que venían haciéndose todo tipo de cariños, y hablando sobre que trabajos tendrían para mañana lunes.
- Hija, ¿qué tal te estás llevando con Tu primo Cesar? - dijo mi madre. - Parece que al fin vuelve a ser el mismo, solo que ahora no se la pasa mucho en la casa.
- Bien mamá, estamos progresando, mucho mejor que como me recibió el día que llegue. - le dije.
- Ya veo, espero que puedan solucionar lo que paso con su promesa. - respondió mi mamá, pero eso no tenia solución.
- Las promesas no se arreglan mamá, lo debes saber, ¿Verdad papá? - dije mirando hacia fuera del auto.
- Tienes razón hija. - dijo mi padre.
- Les tengo una pregunta. - les dije. - ¿Que les parece Daniel?
Mi madre volteo hacia el asiento trasero donde yo me encontraba después de que hice la pregunta.
- ¿Te gusta Daniel? - en realidad ni yo sabía la respuesta de esa pregunta, yo solo quería saber que tanto lo conocían, o que tan bien les caía.
- ¡Mamá! - exclame. - primero responde mi pregunta.
Mi papá me observo a través del retrovisor.
- Es un buen partido. - respondió mi mamá, mientras que mi padre se quedo callado.
- Pero... Yo no pregunte eso. - mencione.
- Bueno Kamil, es un buen chico, conocedor de la música, creo que es perfecto para ti. - dijo mi papá.
Yo me altere, siempre quise que mi chico ideal no tuviera nada que ver con la música, no quería que se pareciera a mí, pues las personas que se parecen mucho suelen tener conflictos, aunque ese no era un problema para mis padres, ellos eran idénticos, el uno para el otro, mi padre siempre decía que mi madre había nacido para él; tal vez debía darme una oportunidad con Daniel, no perdería nada, pero, tenía que esperar un tiempo más.
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