miércoles, 31 de agosto de 2011

6. Primer Día de Clases


Amaneció, me desperté de pronto con la alarma de la habitación de Cesar, el no estaba allí.

Salí de inmediato de la habitación y me escabullí a la mía.

- Kamil. - escuche la voz de Andrea. - ¿Se te olvida que somos vampiros y no dormimos?

- Ups. - me di media vuelta y la mire. - me daré una ducha, aunque es muy temprano.

- Son las siete, alístate rápido, las clases comienzan a las ocho. - pauso y me interrogo con la mirada. - ¿Que hacías en el cuarto de Cesar?

- ¿Las siete? ¡Mi dios! - tome aire. - luego te digo ti... ¡Andrea! Voy tarde.

Tome una ducha rápida, me vestí y acomode mi cabello, tome mis apuntes, y el violín.

Me asome a la cocina y estaban tía Anny y Samuel, quien desayunaba para irse al colegio; tome una manzana y me despedí.

- ¿Te llevo? - dijo Cesar desde su moto, cuando salí de la casa.

- ah. - pensé por un momento. - Claro.

El instituto solo se encontraba a cuatro cuadras de la casa, pero iba tarde, necesitaba llegar lo antes posible.

Al llegar al frente del instituto me baje de la moto.

- Gracias, Cesar. - le dije.

- No te acostumbres. - dijo y arranco la moto.

Mi primo debía sufrir algún tipo de trastorno bipolar, me quería, y luego no me quería.

Esa tarde después de clases

Llegue duchándome a la casa, me provoco hacer la comida, así que después de la ducha me fui a la cocina a preparar unos macarrones con queso.

- ¿Que cocinas hija? - dijo mi mamá sentándose en un banquito del mesón de la cocina.

- Macarrones con queso, para los únicos dos humanos de esta casa. - dije riendo.

- Para mí. - dijo Samuel desde el rincón donde estaba sentado, mi mamá no lo había notado, porque dio un salto cuando escucho su voz.

- Samuel, no creo que a tu mamá le guste mucho que te sientes en el piso. - dijo mi mamá, ella tenía razón, mi tía era muy maniática.

Luego de la cena, me fui a mi habitación, a tocar la guitarra, pero como cosa rara, desde que llegue a esta casa, cada vez que llegaba a una parte importante alguien entraba a la habitación.

- Nena. - dijo Andrea sentándose en mi cama. - recuerda que me tienes que contar que hacías en el cuarto de Cesar.

- Ah cierto. - tome aire para empezar a contarle. - Pues sentí que discutía con alguien y fui a la habitación, cuando llegue la persona con la que discutía ya no estaba, seguro era esa tal Susana; entonces me pelee con él, y me iba a venir a mi cuarto, pero dijo que me quedara...

- ¿Que escuchaste? ¿Te dijo que te quedaras? - me invadió con preguntas.

- Escuche una voz de mujer diciéndole que lo amaba - reí - pero él le dijo que él no sentía lo mismo por ella. Y si, dijo que me quedara.

- Que raro, tú eres la única que puede hacer que vuelva a la normalidad, tú eres su hermana. - me dijo.

- Lo sé. - sonreí - y... ¿Donde está?

- Bueno, el vino hace unas horas antes de que llegaras del instituto, y dijo que se iría por unos días. - puso cara de preocupación - No sé lo que paso.

Cesar estaba completamente loco.

- Volverá pronto, ya verás. - le dije.

- No estoy muy segura de eso. - respondió.

Andrea se levanto y salió de la habitación.

Yo deje la guitarra, la guarde en su forro, y me acosté a dormir.

lunes, 29 de agosto de 2011

5. Daniel


Me volví y mire a la persona que me dirigía la palabra, era un chico alto de ojos verdes, con un aspecto algo descuidado.

- Me presento, soy Daniel, - me tomo la mano, y estaba frio; era un vampiro. - Soy un amigo de Darwim, suelo venir casi todos los días y nunca te había visto por aquí.

- Ella es mi sobrina Kamil, Daniel, la que se encontraba en Londres. - dijo mi tío Darwim, entrando en la sala.

- Oh, la famosa Kamil. - pauso para mirarme - es más Hermosa de lo que imagine.

- Kamil, el es un viejo amigo, desde hace unos meses se la pasa metido en esta casa. - dijo y yo reí.

- Un Gusto Daniel. - dije mirando al chico nuevo, mirándolo bien, no era feo, en realidad, era muy guapo.

- El gusto es mío, señorita Kamil. - respondió.

Mi tío regreso a la cocina y yo me quede con Daniel, parecía ser de mucha confianza, ya que mi tío jamás me dejaría sola con un vampiro si no pudiera confiar en él.

- Y... ¿Cuántos años de antigüedad tienes? - quise saber.

- En años de vampiro unos cuatrocientos, no llevo la cuenta, un año más, un año menos, da igual ¿no? - pauso - Y en años humanos veinticinco.

Oh a parte de guapo, teníamos una edad casi similar, bueno, me llevaba cuatro años.

- Controla tus pensamientos Kamil. - escuche la voz de Cesar detrás de mí, me voltee enseguida.

- ¿Tu no estabas con tu novia? - dije.

- No es mi novia, tan solo... Una amiga. - me dijo, ¿debía creerle? Axel había dicho que era su novia.

- No me importa. - voltee los ojos. - Te prohíbo leer mis pensamientos ¿Está bien? - le dije, el asintió y subió las escaleras.

Estuve toda la tarde hablando con Daniel, quien me conto prácticamente toda su vida como vampiro, también me conto como llego a convertirse, y como casi todos en esta familia, se había convertido por estar al borde de la muerte.

Pero yo no estaba segura de como se habría transformado Cesar, no tenía ni la mínima idea sobre ello, tampoco me lo quería imaginar.

Al caer la noche después de cenar junto con Samuel, subí a mi habitación, me di un largo baño y me acosté a ver que pasaban en la tv.

- Yo te amo ¿acaso no entiendes? - escuche una voz que venía de la habitación de al lado.

- Tu sabias antes de meterte conmigo que yo jamás sentiría lo mismo por ti. - escuche una voz masculina, era Cesar estaba segura.

Mi respiración se agito, en un momento pude pensar que mis padres discutían, pero ellos se amaban, y siempre lo harían.

Se escucho un golpe fuera de la habitación, yo salí de la mía, y toque la puerta de al lado, era de madrugada.

Nadie contesto a mi llamado a la puerta así que abrí.

Enseguida vi a Cesar.

- ¿Estas bien? - pregunte entrando y cerrando la puerta.

- ¿Por Que no habría de estarlo? - respondió.

- No sé ni porque me preocupo. - abrí la puerta, ni si quiera sabia que hacia allí.

Sentí una mano fría tomando mi brazo.

- No te vayas. - me dijo.

- ¿No me mataras cierto? - le pregunte.

- No seas tonta. - me jalo el brazo y me atrajo hacia él, medio un abrazo, el abrazo que yo tanto esperaba al llegar a esta casa.

Al soltarme note en sus ojos ese brillo que siempre había en ellos cuando hablábamos.

Le tome la mano.

- Te extrañe Cesar, tu eres como un hermano para mi, y me afecto mucho que me trataras así. - el soltó mi mano.

- Si, eso es lo que siempre seré, un hermano para ti. - dijo.

- ¿Que quieres decir? - pregunte.

- Que siempre seré tu hermano. - me volvió a jalar hacia él. - Te extrañe, mucho, Kamil.

Nos sentamos en su cama, el me enseño el tatuaje que se había hecho, y yo le dije que tenía que llevarme a ese lugar, siempre me quise tatuar una mariposa en la columna lumbar.

Luego vimos tv por un rato, pero el sueño me domino y me rendí en su pecho.

sábado, 27 de agosto de 2011

4. Desconocido


Anochecer

Estaba en mi cuarto tocando el violín, cuando de repente se abre la puerta de mi cuarto, era Cesar, *No pienses en nada* me dije a mi misma.

- Kamil lo siento, te trate muy mal. - dijo sentándose en una esquina de la cama.

- ¿Hasta ahora te das cuenta? - dije sin dejar de tocar.

- Si sigues hablando con ese acento me iré. - dijo el señalando en que mi forma de hablar se había adaptado a la de los ingleses.

- No puedo evitarlo. - respondí.

- Lamento haber roto la promesa. - respiro hondo - Ya pronto tú te transformaras.

Yo voltee los ojos y deje de tocar, puse el violín encima de la cama y lo mire a los ojos.

- ¿Todo lo haríamos juntos, recuerdas? - pause - ¿te traen recuerdos esas palabras?

- Ya basta de eso Kamil. - se levanto de la cama. - No vine a discutir contigo.

Yo lo ignore y volví a agarrar el violín, cuando él se encamino a la puerta yo empecé a tocar la melodía del exorcista.

El se volteo y me miro, sus ojos ya no eran los mismos de antes, antes eran de un color miel muy vivo, ahora, eran cafés; no deje de tocar y se volvió a encaminar hacia la puerta.

Al día siguiente

- ¡Kamil! Necesitamos una profesora de violín en el instituto, ¿Nos harías el honor de ser tú? - me ofreció mi padre.

- ¿Me hablas en serio papá? - estaba sorprendida, mi papá quería que trabajara con él.

- Muy en serio hija. - dijo mi madre.

- ¡Entonces con gusto! ¿Cuando empiezo? - quise saber.

- ¿Hoy mismo te parece? - anuncio mi papá.

- ¡Seria genial! - le respondí.

Ese mismo día comencé a trabajar como profesora de violín en el Instituto Clanwderd de Música.

Les daría clases a niños a partir de ocho años de edad, algo curioso, porque yo empecé a tocarlo a los cinco, pero eso era herencia de mis padres, ambos tocan el piano, y adoran toda la música, yo a parte de tocar el violín, tocaba el piano y la guitarra.

Al regresar a la casa ya en la tarde, había un olor a pizza en toda la casa, me aproxime a la cocina, y Axel y Andrea la estaban preparando.

- Ustedes cocinan y no comen nada. - les dije.

- Es para ti y Samuel. - con que era para mí y mi primito de seis años, pero a mi tía Andrea no le gustaba cocinar a menos que fuera una ocasión especial. - ¿Y mi hermano y Sol? - pregunto.

- Se quedaron en el instituto, ya sabes, están obsesionado con eso. - les dije y Axel rio.

- Tus padres siempre han estado locos. - dijo Axel.

- Y tu... ¿Siempre has sido tonto? - le dije bromeando.

En eso entro mi tío Darwim con Samuel a la habitación.

- El siempre ha sido tonto, solo que cuando conoció a Andrea, se puso peor. - menciono, y Samuel rio.

- ¿Por qué será que los hijos de Darwim se la pasan burlándose de mí? - le dijo a Andrea en voz alta para que todos pudiéramos escuchar.

- Eres gracioso tío Axel. - dijo Samuel acercándose a él.

- El es el payaso de sus sobrinos. - dije yo y Andrea rio a carcajadas.

En eso todos se pusieron en alerta. No entendía lo que estaba pasando.

- Llego Cesar con su zorra, digo, su novia. - dijo Axel.

Yo reí, en realidad me dio mucha risa, yo no conocía a su novia, pero ya la odiaba, solo por el hecho de haberlo transformado, y haber hecho que rompiera su promesa.

- Buenas, buenas. - Entro Cesar, y detrás de él una chica, baja, y pelirroja, la cual fue la que saludo, pero nadie le respondió.

Yo quería presentármele y decirle: 'Gracias por hacer que mi primo me rompiera el corazón'; pero eso sin dudas hubiese sido muy intenso.

- Susana y yo iremos a cazar. - dijo Cesar, así que su novia se llamaba Susana, que nombre tan peculiar. - ¿Alguien nos acompaña?

- ¿Vienes a preguntar eso? - le dijo Andrea a Cesar, mirando de arriba a abajo a "Susana".

- Que insoportables. - dijo Cesar. - Te invitaría Kamil, pero ya sabes, no eres vampiro. - dijo mirándome, Susana me miro con una expresión matadora cuando el pronuncio mi nombre ¿que había sido eso?

- Hay Cállate, por favor. - le dije y voltee la cara hacia donde estaba Samuel. - ni se te ocurra ser como tu hermano cuando crezcas.

- No lo creo, no tendré malos gustos. - dijo Samuel, y todos se empezaron a reír, entonces Cesar tomo del brazo a la chica que estaba a su lado y en un segundo se desvanecieron.

Yo me levante e intente seguirlos, no había sido mi intención insultarlo.

- No te molestes en tratar de alcanzarlos, suelen desaparecer de la nada. - dijo una voz desconocida.

jueves, 25 de agosto de 2011

3. Recuerdos


RECUERDOS

- Kamil, no llores. - decía Cesar, yo apenas tenía ocho años y el diez.

- Me duele mucho. - dije señalando la herida de mi brazo.

- Nadie te mando a caerte. - dijo riendo.

- ¡Cesar! - dije entre lagrimas.

- Estoy jugando tontita. - el miro su brazo. - ¿yo sufriré contigo está bien? - Tomo la cosa con la que me corte el brazo y se corto él, justo en el mismo lugar donde yo me había cortado.

- Este loco. - dije parando de llorar.

- ¿Recuerdas que todo lo haremos juntos? - dijo y rio, a pesar de que su brazo sangraba.

- ¿Todo? - pregunte, puso su mano encima de mi herida, y ardió.

- Si, todo, pon tu mano encima de mi corte. - tomo aire. - hagamos una promesa.

Yo puse mi mano encima de su herida, y el dio un salto.

- Esta será nuestra promesa hasta convertirnos en vampiros. - dijo - nos convertiremos juntos, y si no la cumplimos, ya no seremos los mismos.

- ¡Sí! - dije entusiasmada, en eso llego mi mamá y nos llevo dentro de la casa para curarnos las cortadas.

Todos en la casa llamaron loco a Cesar por haberse cortado.

Volviendo a la realidad

Salí de la ducha, y me seque; ya sabía porque me había tratado así, cuando hicimos la promesa dijimos que el que si no la cumplíamos ya no seriamos los mismos, pero él era la que la había roto, yo era la que debía estar enojada con él.

Me vestí y baje las escaleras, sentados en los escalones más abajo estaban, Andrea y Axel, ¡perfecto! Andrea era la indicada para decirme que era lo que había pasado con Cesar y quien lo transformo.

Baje rápido hasta donde estaba ella y su amor.

- Andrea, necesito hablar contigo. - le dije.

- Dime Kamil. - respondió.

- A solas. - dije sacándole la lengua a Axel.

Ella me tomo del brazo y me guio hasta la cocina.

- ¿De qué quieres hablar? - pregunto, estaba intrigada. - yo te tengo muchas preguntas. - Dijo riendo.

- Cesar. - dije, ella se acerco y me tapo la boca.

- Aquí no, vamos al despacho. - susurro.

Yo me inquita, ¿qué cosa podía ser tan grave como para no poder hablarla en la cocina?

Andrea me guio hasta el despacho, cada vez me daba cuenta de la casa era más grande de lo que yo pensaba.

Al llegar ella cerró las puertas detrás de mí.

- ¿Que quieres saber de Cesar? - pregunto.

- ¿Por qué cambio tanto? - quise saber.

- Una mujer. - dijo.

¿Una mujer? Pero si eso nunca fue un problema para nosotros.

- Desde que te fuiste, el estuvo saliendo con una mujer, bueno, una vampira. - eso me dejo claro todo, ella lo había transformado.

- ¿Ella lo transformo verdad? - pregunte enseguida.

- Si, pero eso fue hace dos meses, no entiendo porque Cesar lo permitió, el sabia que tú estabas pronta por regresar. - pauso, y puso cara de pocos amigos. - creo que él se transformo en contra de su voluntad.

- ¿Por qué cambio? - dije.

- Nadie lo sabe, el empezó haciéndose un tatuaje, luego... Convenció a Darwim para que le comprara una moto, luego se la pasaba con esa tipa siempre - suspiro - y así empezó todo.

- ¡No es justo! - refunfuñe.

- Nada es justo en la vida Kamil. - en ese momento se abrió la puerta del despacho, era mi Tío Darwim y Cesar.

- ¿Podrían dejar de hablar de mi? Gracias. - Dijo Cesar.

¿Cómo sabía que hablábamos de él? Yo sabía que los vampiros tenían muy buen oído, pero no era para tanto o ¿sí?

- ¿Chicas nos dejan solos un momento? Necesito hablar con Cesar. - dijo mi tío.

Andrea y yo salimos de la habitación, yo la mire extrañada y la agarre del brazo, la lleve a la cocina, necesitaba saber más.

- Debimos tener más cuidado con Cesar. - dijo Andrea.

- ¿Cuidado con qué? - había muchas cosas de las que me tenía que enterar.

- Cesar, al transformarse desarrollo una peculiaridad. - me miro fijamente - Puede leer los pensamientos.

¿Eso era posible? Mis padres nunca me habían hablado de eso, bueno... Una cierta vez me hablaron de una vampiresa que trato de separarlos, esa vampiresa tenía el poder de entrar en los sueños de los demás.

- Tengo que transformarme. - le dije a Andrea, ella dio un salto.

- No te apresures, porque Cesar se haya transformado, no tienes porque hacerlo tú. - yo no lo haría por eso, lo haría porque ya no quería seguir aumentando de edad.

- Quiero ser joven para siempre. - le dije.

- Te diré como Paul le dijo a tu mamá una vez, eso solo lo puedes decidir tu. - me dijo, yo adoraba el nombre de mi padre Paul, sonaba como un ángel, y el de mi mamá también 'Sol', ambos eran nombres hermosos.

A mí me gustaba mi nombre, pero cargaba mi cruz con su significado 'Perfecta' nunca me creí perfecta, ni mejor que los demás, me costaba mucho llegar a ser como mi nombre, mi padre decía que sería perfecta cuando me convirtiera, yo no esperaba serlo, pero ese era el costo de convertirse en vampiro, la perfección.

- Hija Hermosa, ¿vienes a tocar el piano conmigo y tu madre? - dijo mi padre entrando a la cocina.

- Claro. - dije emocionada.

jueves, 18 de agosto de 2011

2. ¿Que has hecho?


- ¿Que has hecho? - le dije casi sollozando.

- Tan solo me transforme. - dijo, sin ninguna expresión en su rostro.

- ¡Teníamos una promesa! - le grite, mirándolo directamente a los ojos.

- Una promesa de niños Kamil, no es para tanto. - aun no mostraba ningún interés.

- Igual es una promesa. - le dije tomándolo del brazo, y enseñándole el mío, ambos teníamos una cicatriz en el mismo lugar, y esas cicatrices significaban mucho para nosotros, hasta la última vez que nos vimos había sido así; entonces vi un resplandor en sus ojos, pero rápido se desvaneció.

- Todas las promesas se rompen, ya deja las malcriadezas, ¡Ya no eres una niña! - dijo, y cuando lo hizo sentí que algo dentro de mi había roto, la sensación de querer abrazarlo se había ido, y solo quería darme una ducha para poder llorar.

Desde niña cada vez que quería llorar me metía en la ducha, así nadie escuchaba mi llanto, debido al sonido del agua, esa era mi única escapatoria, ya que mis padres odiaban verme llorar, y para mí, llorar era la única manera en que podía limpiar mi alma de todos los malos ratos.

Mi mamá se acerco a mí y me tomo del brazo, yo estaba paralizada en frente de mi primo, no podía creer la forma en cómo me estaba tratando.

- Ven, te enseñare tu habitación. - dijo mi madre sin soltar mi brazo, yo la seguí, subimos unas escaleras y entramos a un pasillo, había aproximadamente seis puertas, en la tercera entramos, era una habitación gigantesca, estaba pintada de morado y blanco, y en el techo estaba dibujado un cielo, igual que en la habitación donde había pasado días jugado con mi primo y mejor amigo, el cual ahora estaba irreconocible a mis ojos. La cama era como de cuentos, era de madera, y de ella colgaban unas cortinas blancas vaporosas.

- ¿Te gusta querida? - pregunto mi madre mientras yo me tiraba en la cama.

- Me encanta. - le dije.

- Kamil, ¿Estás bien? - pregunto mi mamá, ella me conocía mejor que nadie después que Cesar, y sabia que lo que había pasado abajo, me había afectado, y mucho.

- Es Cesar, ¿qué le pasa? ¿Por qué me trato así? - saque todas las preguntas que tenia por dentro.

- Kamil, querida, desde el día en que te fuiste a Inglaterra hace tres años, Cesar dejo de ser ese niño dulce que solía ser. - mi madre suspiro. - solo hace unos meses se transformo.

- ¿Quien lo hizo? - pause - ¿Mi tío Darwim? ¡Él sabía de nuestra promesa!

- No cariño, no fue el. - dijo en un modo algo misterioso.

- ¡Fue Axel! Cuando me transforme, juro que lo matare. - dije enojada, ¿por qué no lo pensé antes?

- No, no fue Axel. - entonces no había sido él, ¿entonces quien había sido?

- ¿quien fue? - pregunte.

- cariño tengo que hacer algunas cosas en el instituto. - tomo un respiro - hablamos luego ¿sí?

- ¡Mamá! Tienes que decirme. - le reproche.

- Luego nena. - dijo saliendo de la habitación. - Por cierto, el baño está ahí. - señalo una puerta al lado del closet.

Me había quedado sin respuestas, en ese sentido me parecía muchísimo a mi mamá, ella no aguantaba que no respondieran a sus preguntas, y yo en este momento estaba completamente frustrada.

Me desvestí y me fui al baño, me mire en el espejo y me toque la cara.

¿Por qué no soy vampiro? Me pregunte, ¿por qué mi mejor amigo rompió nuestra promesa?

En eso me invadieron las emociones, y salió el llanto, me metí en la ducha, y no paraba de llorar, ¡Cesar me había traicionado! ¿Qué clase de Amigo rompe sus promesas?

De pequeña mi papá me enseño que las promesas no había que romperlas, porque rompes el corazón a quien le hiciste la promesa.

lunes, 8 de agosto de 2011

1. De vuelta en Casa


Y aquí estaba yo, en un avión, camino a estados unidos, volviendo a la tierra donde nací anhelando volver a ver a mis padres después de tres años cuando me fui a estudiar a Inglaterra, ansiaba con todo mi corazón darle un abrazo a mi madre que me enseño todo lo que tenía que saber sobre la música junto con mi padre; también ansiaba ver a mis tías, que seguro me guardaban mil y un sorpresas y historias sobre todo lo que ha ocurrido en estos años; ver y abrazar a mi primo, que a pesar de no tener ni un solo parentesco, nos habíamos criado juntos, y era mi mejor amigo, extrañaba aquellas noches en las cuales nos las pasábamos hablando de todo, no había otra persona aparte de mi primo, al que yo le contara todos mis secretos, mis amores, y mis debilidades.

Ver a mis tíos políticos, a mis locos tíos políticos, que con todas sus peleas hacían que riera hasta en los momentos que no debía reír.

Ansiaba verlos con todas las fuerzas, los extrañe tanto estando en Londres, a pesar que me comunicaba con ellos de todas las formas posibles, mis padres me visitaban cada vez que podían, ya que daban clases en un instituto de música que ellos mismos habían fundado.

Mi familia era la más extraña de todas, de eso estaba segura, pero los quería con toda mi alma y hasta el cansancio.

- Pasajeros por favor ajustar sus cinturones, estamos por aterrizar. - comunico la voz a través de los parlantes del avión.

Ya me encontraba en Estados Unidos, Seattle, para ser exacta.

Al bajar del avión me sentí en casa, busque mis maletas dentro del aeropuerto, y me dirigí a la salida.

Me monte en un taxi y saque un papelito de mi bolso, donde había anotado la dirección que mi madre me había dado hacia unas horas por teléfono antes de salir de Londres de la nueva casa donde mi familia se había mudado, habían decidido comprar una casa donde viviéramos todos, mis padres, mis dos tías, mis dos tíos, mis dos primos y yo; y también se encontraba muy cerca del instituto de mis padres.

Al llegar casi me tiro del auto; al ver la casa me sorprendí mucho, no se parecía en nada a la casa donde había crecido, al contrario, era una mansión, en frente de la puerta de entrada, había una fuente, y un poco mas allá el garaje; tenía que entrar cuanto antes.

Me aproxime a la puerta y toque el timbre, en un segundo, abrieron, era mi padre, yo envidiaba sus cualidades.

Lo abrace, y al soltarlo enseguida observe a mi madre detrás de él, me acerque hacia ella y la abrace lo más fuerte que pude, por un momento se me había olvidado que no estaba abrazando a un humano, y me invadió el frio de su cuerpo.

- Extrañaba tu calor. - dijo mi madre.

- Lo sé mamá. - me aparte un poco. - yo extrañe todo de ti. - le dije y ella rio.

- Y a tu tío Darwim no lo saludas. - dijo mi tío entrando en la habitación, mi padre tomo mis maletas y cerró la puerta.

- Claro que no tío. - me acerque a él y lo abrace.

En eso vi entrar a mi primito de seis años y a mi tía Anny, la mayor; no veía a mi pequeño primo desde que tenía tres años, y por supuesto, ya no era tan pequeño, corrí hacia él y le di un gran abrazo, luego mire a mi tía.

- Kamil, ¿Quien te permitió crecer tanto? - me dijo mirándome de pies a cabeza.

Yo no había cambiado tanto, solo baje unos cuantos kilos, y aumente unos tres centímetros de estatura.

- Tía, no digas eso, no he crecido tanto, a penas tengo veintiuno. - dije de una forma algo engreída.

- Ya eres mayor que tus padres. - escuche la voz de mi otra tía, Andrea, pero ella no menciono que también era mayor que ella, y por cinco años, exactamente.

- ¡Andrea! - dije, a ella no le gustaba que la llamara tía. - ¿Y donde está tu amor? Nunca he visto que se separen ni un solo segundo. - mencione.

- Aquí estoy tonta. - dijo Axel detrás de ella, mi tío, el que me trataba como si fuera su hermana en vez de su sobrina.

Me acerque a él, y le di un puñetazo en el pecho, por supuesto, me dolió mas a mí, se me había olvidado, que la mayoría en mi familia eran vampiros, excepto, mis dos primos y yo, por cierto ¿Donde se encontraba mi otro primo, mi mejor amigo?

- Bienvenida a tu casa. - dijo mi papá.

- Los extrañe, demasiado. - dije, y le dirigí una mirada a todos. - Pero... ¿Donde está Cesar?

- Cesar esta... - El sonido de una puerta abriéndose interrumpió a mi tía Anny, la mamá de Cesar.

- Estoy aquí. - escuche una voz, pero no parecía la de él, estaba más gruesa, pero aun así dirigí la mirada hacia donde la había escuchado.

Allí estaba mi primo, se veía, algo raro, pero corrí hacia él, me abrió los brazos y yo caí entre ellos, su piel estaba fría, y dura, y entonces lo comprendí, se había transformado.

Me aparte, me sentía frustrada, mi primo y yo habíamos hecho una promesa de que nos transformaríamos juntos, el no lo cumplió.