
Anochecer
Estaba en mi cuarto tocando el violín, cuando de repente se abre la puerta de mi cuarto, era Cesar, *No pienses en nada* me dije a mi misma.
- Kamil lo siento, te trate muy mal. - dijo sentándose en una esquina de la cama.
- ¿Hasta ahora te das cuenta? - dije sin dejar de tocar.
- Si sigues hablando con ese acento me iré. - dijo el señalando en que mi forma de hablar se había adaptado a la de los ingleses.
- No puedo evitarlo. - respondí.
- Lamento haber roto la promesa. - respiro hondo - Ya pronto tú te transformaras.
Yo voltee los ojos y deje de tocar, puse el violín encima de la cama y lo mire a los ojos.
- ¿Todo lo haríamos juntos, recuerdas? - pause - ¿te traen recuerdos esas palabras?
- Ya basta de eso Kamil. - se levanto de la cama. - No vine a discutir contigo.
Yo lo ignore y volví a agarrar el violín, cuando él se encamino a la puerta yo empecé a tocar la melodía del exorcista.
El se volteo y me miro, sus ojos ya no eran los mismos de antes, antes eran de un color miel muy vivo, ahora, eran cafés; no deje de tocar y se volvió a encaminar hacia la puerta.
Al día siguiente
- ¡Kamil! Necesitamos una profesora de violín en el instituto, ¿Nos harías el honor de ser tú? - me ofreció mi padre.
- ¿Me hablas en serio papá? - estaba sorprendida, mi papá quería que trabajara con él.
- Muy en serio hija. - dijo mi madre.
- ¡Entonces con gusto! ¿Cuando empiezo? - quise saber.
- ¿Hoy mismo te parece? - anuncio mi papá.
- ¡Seria genial! - le respondí.
Ese mismo día comencé a trabajar como profesora de violín en el Instituto Clanwderd de Música.
Les daría clases a niños a partir de ocho años de edad, algo curioso, porque yo empecé a tocarlo a los cinco, pero eso era herencia de mis padres, ambos tocan el piano, y adoran toda la música, yo a parte de tocar el violín, tocaba el piano y la guitarra.
Al regresar a la casa ya en la tarde, había un olor a pizza en toda la casa, me aproxime a la cocina, y Axel y Andrea la estaban preparando.
- Ustedes cocinan y no comen nada. - les dije.
- Es para ti y Samuel. - con que era para mí y mi primito de seis años, pero a mi tía Andrea no le gustaba cocinar a menos que fuera una ocasión especial. - ¿Y mi hermano y Sol? - pregunto.
- Se quedaron en el instituto, ya sabes, están obsesionado con eso. - les dije y Axel rio.
- Tus padres siempre han estado locos. - dijo Axel.
- Y tu... ¿Siempre has sido tonto? - le dije bromeando.
En eso entro mi tío Darwim con Samuel a la habitación.
- El siempre ha sido tonto, solo que cuando conoció a Andrea, se puso peor. - menciono, y Samuel rio.
- ¿Por qué será que los hijos de Darwim se la pasan burlándose de mí? - le dijo a Andrea en voz alta para que todos pudiéramos escuchar.
- Eres gracioso tío Axel. - dijo Samuel acercándose a él.
- El es el payaso de sus sobrinos. - dije yo y Andrea rio a carcajadas.
En eso todos se pusieron en alerta. No entendía lo que estaba pasando.
- Llego Cesar con su zorra, digo, su novia. - dijo Axel.
Yo reí, en realidad me dio mucha risa, yo no conocía a su novia, pero ya la odiaba, solo por el hecho de haberlo transformado, y haber hecho que rompiera su promesa.
- Buenas, buenas. - Entro Cesar, y detrás de él una chica, baja, y pelirroja, la cual fue la que saludo, pero nadie le respondió.
Yo quería presentármele y decirle: 'Gracias por hacer que mi primo me rompiera el corazón'; pero eso sin dudas hubiese sido muy intenso.
- Susana y yo iremos a cazar. - dijo Cesar, así que su novia se llamaba Susana, que nombre tan peculiar. - ¿Alguien nos acompaña?
- ¿Vienes a preguntar eso? - le dijo Andrea a Cesar, mirando de arriba a abajo a "Susana".
- Que insoportables. - dijo Cesar. - Te invitaría Kamil, pero ya sabes, no eres vampiro. - dijo mirándome, Susana me miro con una expresión matadora cuando el pronuncio mi nombre ¿que había sido eso?
- Hay Cállate, por favor. - le dije y voltee la cara hacia donde estaba Samuel. - ni se te ocurra ser como tu hermano cuando crezcas.
- No lo creo, no tendré malos gustos. - dijo Samuel, y todos se empezaron a reír, entonces Cesar tomo del brazo a la chica que estaba a su lado y en un segundo se desvanecieron.
Yo me levante e intente seguirlos, no había sido mi intención insultarlo.
- No te molestes en tratar de alcanzarlos, suelen desaparecer de la nada. - dijo una voz desconocida.
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