jueves, 5 de enero de 2012

18. Fue mi Culpa


- Me dijeron que ya estabas aquí. - dijo Andrea, yo retrocedí y me mordí el labio inferior. - Denle gracias a Dios, que fui yo la que entre y no uno de sus padres.

- Lo siento, fue mi culpa. - Cesar se había echado la culpa, y en realidad había sido yo la que lo había besado, tenía que hacer algo.

- No, fue mi culpa Andrea, yo lo bese. - dije.

Andrea que se había quedado en la puerta después de cerrarla corrió hacia nosotros y se sentó en medio de los dos, tomo la mano de Cesar con su mano derecha, y la mía con su mano izquierda.

- No importa quién tiene la culpa, yo no los juzgo, pues cuando yo conocí a Axel, ni Anny ni Paul querían que yo estuviera con él, y sé que en el corazón no se manda. - suspiro. - Pero tienen que pensar en el daño que le harán a sus padres. - ella apretó mi mano y me miro directo a los ojos. - Y tu Kamil, piensa en Danny, en el daño que le harás si se entera que amas a otro, y ese otro sea Cesar.

- Como tú has dicho, en el corazón no se manda. - dijo Cesar.

- Pero si en la razón; y ustedes tienen que entrar en razón. - nos dijo. - Hablen a ver que hacen, yo solo les doy ese consejo, tengan cuidado si piensan volver a besarse.

Yo sentí un ardor en mis mejillas.

- Ah, y también controla eso Kamil, o todos se darán cuenta si te pones roja cada vez que estas cerca de Cesar. - observe una sonrisa en el rostro de Cesar. - Hablen, todos nos iremos de caza, Samuel está en su habitación, estén pendientes.

Andrea salió corriendo de la habitación.

- No solo tus mejillas se ponen rojas. - dijo Cesar, sentí un aire dentro de mi estomago, ¿serian las tales mariposas de quien todo el mundo hablaba? - mira tú cicatriz.

Mire mi brazo y la cicatriz parecía estar a punto echar sangre.

- Yo no pensé que tú fueras a sentir lo mismo por mí. - me dijo.

- Yo jamás pensé en que tú y yo nos fuéramos a enamorar. - le dije.

- Si te debe sorprender de que te enamores de alguien que no toca ni un solo instrumento. - cuando él dijo eso recordé que yo dije que mi chico ideal no tendría que ver nada con la música.

- En realidad no me sorprende, lo que me sorprende es que me allá enamorado de mi primo, con quien crecí. - dije.

- Tú y yo no somos primos, no tenemos la sangre para decir eso. - dijo recordándome que su madre y mi padre no eran hermanos de sangre.

El tenía razón, pero no podíamos, Andrea también tenía razón en cuanto a que teníamos que pensar en lo mucho que haríamos sufrir a nuestros padres.

- Kamil ¿no me responderás? - dijo.

- Lo siento. Pero creo que Andrea tiene razón, puede que nos queramos, puede que nos amemos, pero tenemos que pensar en nuestra familia. - le explique.

- Sufriremos mucho con esta decisión. - dijo, se levanto y beso mi frente.

Yo tome su mano.

- ¿Podrías...? - el puso su dedo índice encima de mis labios.

- Nos haría desear más, no podemos. - dijo, había leído mi mente.

- ¡Dije que no leyeras mi mente! - apreté su mano.

- No la leí, solo se reconocer ese deseo, pues yo estuve durante mucho tiempo deseándolo. - dijo, ahora beso mi mejilla, tomo su computadora y salió caminando a paso humano.

La confusión me invadió, no estaba segura de lo que había hecho, ¿acaso había rechazado a mi verdadero amor?

No, Cesar no podía ser mi verdadero amor porque él y yo nos conocíamos de bebés, estuvimos unidos desde ese momento en que yo nací.

Corrí hacia fuera de mi cuarto, hasta la puerta de su cuarto, la casa estaba desolada.

- ¿Cesar estas aquí? - dije entrando.

- Si, Kamil, no deberías estar aquí. - me dijo cuando cerré la puerta.

- Es que quiero hacerte una pregunta... - el asintió, mientras se quitaba la camisa, yo me preocupe, tenía sus músculos bien marcados. - ¿Como evitaremos que se den cuenta? Y ¿por qué te desnudas?

- Kamil, era solo una pregunta, pero está bien. - El rio. - me desnudo porque me daré una ducha, tu entraste justo cuando iba a quitarme otra cosa. Y ¿como lo evitamos? Tratando de no entrar a nuestras habitaciones tanto, y también tratando de no hacer mucho contacto visual.

- ¿Otra cosa? ¿Qué? ¿El pantalón? - el torció los ojos, pero también asintió. - Este bien, no entrare mas así.

- Ah, otra cosa, Daniel viene entrando a la casa, y no puedo evitar odiar sus pensamientos. - lanzo la camiseta que aun tenía en manos, bien lejos. - Anda a tu habitación, si no quieres que allá una pelea aquí.

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