- Que bipolar eres. - mencione. - primero preguntas porqué te busco tanto, y después tratas de acercarte.
Yo me aleje un poco, y empecé a caminar hacia el jardín, no me había echo gracia lo que había dicho, pues el mismo dijo que teníamos que mantenernos lo más alejados posible.
Sentí que llego a mi lado.
- ¿Que está pasando dentro de la casa? - me pregunto volteándose de espalda sin dejar de caminar.
- ¿Sabes que dicen que cuando se camina hacia atrás se invoca al diablo? ¡Acomódate! - dije y el enseguida se inmuto, a nosotros nos habían criado en la religión católica. - Y... No pasa nada en la casa.
- ¿Y por qué razón no quieren que entre? - dijo. - ellos piensan que porque este afuera no puedo escuchar sus pensamientos, pero si lo hago, fuerte y claro. - me dijo.
- ¿Y los míos, no verdad? - le pregunte.
- No Kamil, yo me cerré a tus pensamientos, pero cuando quiera puedo abrirme de nuevo. - me explico.
- Entiendo. - le dije y me senté en un banco de concreto que había en medio de los arbustos llenos de flores.
Cesar se sentó a mi lado y puso sus manos en sus muslos.
- ¿En serio soy bipolar? - pregunto viendo a lo lejos.
- ¡Si! Si, lo eres. - le dije.
Él rio y se acerco a hacerme cosquillas.
- No, Cesar, por favor no. - grite yo entre risas.
Se detuvo de repente.
- Andrea si es fastidiosa, solo hizo escucharte y ya pensó que había tratado de sobrepasarme. - se abrazo el mismo. - Ella me cree un psicópata, un violador o algo así.
- No le prestes atención. Ella solo se quiere asegurar de que no nos relacionemos más de lo que debemos. - le dije.
- No me gusta que me vigile, ya te lo dije. - estaba frustrado, yo puse mi mano en su hombro.
- Tranquilo, solo relájate. - mi hippie interior salió a la luz.
- ¿Que te hicieron esos Ingleses? - me miro de reojo. - Estas tan pacifica, antes te gustaba pelear.
- Ah, ¿quieres que vuelva la antigua yo? - le pregunte.
- No, así eres más fácil de manejar. - yo abrí mi boca en gesto de asombro.
- Me ofendes. - le dije y me levante.
Volví a empezar a caminar por el jardín. Cesar me siguió.
- ¿Dónde está tu Novio? - me interrogo desde atrás, yo me volví.
- No lo he visto en todo el día, supongo que esta de caza. - le explique, pero yo no tenía porque hacerlo, y ¿por qué preguntaba por él? Si hacia unos minutos había dicho que no era de su confianza.
- De caza, ummm, si claro. - dijo Cesar.
- Pero ¿Por qué hablamos de Danny? Y no de "Susana". - le dije.
- Hace meses no sé nada de esa tipa. - me dijo como si estuviera hablando de una cosa.
- ¿Y donde estuviste estos dos últimos meses? - quise saber.
- En un lugar llamado Memoria*. - me dijo, no entendí.
- Explícate. - le pedí.
- Estuve en muchos lados, pensando, leyendo mi propia mente, ya estoy cansado de leer la de los demás. - me dijo.
- Y ¿por qué no te cierras al igual que hiciste con mis pensamientos? - pregunte.
- Solo puedo evitar una mente a la vez. - yo capte.
Entonces en ese momento nos llamaron desde dentro de la casa, nos fuimos caminando y llegamos a la puerta principal.
- Cesar, ¿Te puedo pedir algo? - le dije.
- Dime. - respondió.
- Háblale a tu mamá. - dije mientras abría la puerta.
Todos gritaron sorpresa y Cesar solo sonrió.
Yo no entendía lo que había pasado entre él y nuestra familia, antes de yo haberme ido a Inglaterra todo estaba bien, todo era perfecto.
Todos se acercaron y lo felicitaron, uno por uno lo fue abrazando.
Sentí que me tomaron el brazo.
- Buen trabajo. - me dijo mi tío Darwim.
En ese momento llego Daniel y me separo de todos, durante toda la noche, y Cesar solo trataba de ignorarnos lo mejor posible.
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