*Volviendo a la Realidad*
Termine de tocar cuando Daniel entro a la habitación,
quien venía a buscarme para nuestro paseo matutino de las tardes.
- Lamento interrumpirte. - me dijo.
- Tranquilo Danny ¿Nos vamos? - le pregunte.
- Claro. - tomo mi mano y en seguida salimos
de la casa.
Era sorprendente como los vampiros podían
arrastrar a un humano y que ellos no sintieran nada, de repente estaban en un
lugar, y de repente en otro, todo era irreal, todo este mundo fantástico en el
que había crecido, y si no hubiera crecido en él tal vez nunca me hubiese
imaginado que algo así podría existir.
- Listo, ya estamos en nuestro lugar. - Era
cierto, en nuestro lugar en el islote en medio de el lago.
El me bajo y me beso.
- Te Adoro Kamil. - me dijo.
- Eres un tonto. - le dije bromeando.
- ¿Por qué no puedes decirme que me adoras también?
- me invadieron los nervios.
- Me pongo nerviosa al decir cosas así,
simplemente me lo ahorro. - le dije. - Pero sabes que te adoro. - era cierto,
lo adoraba, pero como un amigo.
- Ahora tú eres la tonta. - me dijo, yo reí.
- Lo sé. - respondí.
- Eres especial, ¿Lo sabes, verdad? - me
pregunto.
- ¡Oh! Por supuesto. - dije alardeando.
- No seas tan modesta. - rio.
Estuvimos hablando durante toda la tarde y de
pronto cayó la noche, él fue a dejarme sana y salva en mi casa y se marcho.
Subí lentamente las escaleras, no estaba muy
entusiasmada por encerrarme en mi habitación.
Recorrí el pasillo directo a mi puerta, al
abrirla deseé que Cesar estuviera allí, pero no lo estaba, no sabía nada de él
desde hacía dos meses, el había dicho que su partida se debía a que necesitábamos
olvidarnos el uno del otro, pero en cambio de eso, a mí se me había vuelto una tarea demasiado difícil
tratar de no pensar en él, ¿Le pasaría lo mismo a él? O ¿Ya me habría olvidado?
No quería
saber la respuesta a mi última pregunta, si él me había olvidado no quería
saberlo, puesto que yo no había logrado si quiera poder dejar de pensar en el.
*Día de Navidad*
Eran los once de la noche, estábamos todos
reunidos en la inmensa sala de la casa, alrededor del árbol de Navidad, toda la
familia estaba reunida, casi, toda la familia, faltaba un miembro, Cesar.
Yo esperaba a la llegada de Daniel, había
dicho que estaría allí a las diez, pero ya tenía una hora de retraso.
- Kamil. - escuche un susurro.
Lo ignore. Mi mente me hacia juegos
últimamente.
- ¡Kamil! - escuche de nuevo.
Volteé, era mi madre.
- ¡Mamá! Sorry*, ya sabes, estaba en mi
mundo. - le explique.
- ¡Siempre Estás en tu Mundo! - me respondió
y guiño un ojo.
Ella tenía mucha razón, yo vivía en mi mundo,
y de vez en cuando hasta yo misma creía que podía estar algún síntoma de
esquizofrenia, pero estaba exagerando, yo no creía que estaba en otra realidad,
solo a veces se me iba la honda
- ¿Danny no ha llegado? - pregunte.
- Hija, llego hace quince minutos, está en la
cocina, hablando con Darwim ¿No lo viste? - ¿Danny estaba aquí? Pero eso no
podía ser, el siempre que llegaba me saludaba a mí de primera, "¿Estas
Celosa?" Me pregunte a mí misma.
No le respondí a mi madre, me levante
exaltada y camine hacia la cocina.
En seguida vi a Danny parado a un lado del
mesón con una copa en mano, junta a él mi Tío, que jugueteaba con un botón de
su Nueva Camisa de Calvin Klein, mi tía Anny, había insistido en comprar ropa
para estrenar este día, Ella se había Comprado un Vestido Armani negro, y me
había obligado a mi usar un vestido de Satén morado.
- ¿Por qué no me Saludaste? - pregunte
mirando con incredulidad a Daniel.
- Necesitaba hablar con Darwim, querida. -
respondió, se acerco, jalo mi cintura y me dio un beso.
Su aliento sabía a sangre, eso era lo que
había estado bebiendo en la copa que llevaba en la mano, sangre.
- ¿Nos vamos a la sala? ¡Faltan veinte para
las doce! - Dijo mi tío, saliendo corriendo de la habitación, había tensión en
el aire ¿Habrían tenido algún problema?
- ¿Vamos? - Dijo Danny jalándome hacia afuera
de la cocina.
Al llegar a la sala, se escuchaba el piano,
que estaba siendo tocado por mis padres, y todos se veían tan felices, todos mi
tía Anny, que lucía algo angustiada, y trataba de disimularlo bajo una sonrisa.
Mi madre se levanto del piano dejándole el
piano a mi padre.
- ¡Ha Abrir los regalos! - grito mi mamá.
Todos se sentaron en el suelo alrededor del
árbol, señalando los regalos de unos a los otros.
- Hija, este es tuyo. - Dijo mi madre
señalando una pequeña caja, forrada, con un gran lazo azul.
Me precipite a abrirlo, y dentro de la caja una
hermosa pulsera de plata, que llevaba mi nombre.
- Mira al reverso. - dijo mi padre.
*Perfecta~Kamil~Te~Amamos*
Mis ojos se llenaron de lágrimas y enseguida
les di un abrazo a mis queridos padres, siempre pensando en mí.
Todos ya tenían sus regalos, pero debajo de
el árbol, aun se encontraban don regalos mas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario